Datos y cifras
El cólera es una enfermedad diarreica aguda que, si no se
trata, puede causar la muerte en cuestión de horas.
Se calcula que cada año se producen entre 1,4 y 4,3 millones
de casos de cólera y entre 28 000 y 142 000 defunciones.
Hasta el 80% de los casos puede tratarse satisfactoriamente
con sales de rehidratación oral.
El suministro de agua potable y el saneamiento son medidas
decisivas para reducir las repercusiones del cólera y otras enfermedades
transmitidas por el agua.
Las vacunas anticoléricas orales se consideran un medio
adicional de control, pero no deben remplazar las medidas convencionales
mencionadas.
El cólera es una infección diarreica aguda causada por la
ingestión de alimentos o agua contaminados con el bacilo Vibrio cholerae. Se
calcula que cada año se producen entre 1,4 millones y 4,3 millones de casos de
cólera y entre 28 000 y 142 000 defunciones. El breve periodo de incubación,
que fluctúa entre dos horas y cinco días, acrecienta el carácter potencialmente
explosivo de los brotes epidémicos.
Síntomas
El cólera es una enfermedad muy virulenta que afecta a niños
y adultos y puede ser mortal en cuestión de horas.
Aproximadamente el 80% de las personas infectadas con V.
cholerae no presenta ningún síntoma, a pesar de que el bacilo está presente en
sus heces fecales durante 1 a 10 días después de la infección y vuelven al
medio ambiente, donde pueden infectar a otras personas.
En el 80% de las personas que presentan síntomas estos son
de leves a moderados; un 20% padece diarrea acuosa aguda con deshidratación
grave. Si no se da tratamiento, esta puede ocasionar la muerte.
Las personas con inmunidad reducida, como los niños
desnutridos y los enfermos de sida, corren un riesgo mayor de morir si se
infectan.
Historia
A lo largo del siglo XIX, el cólera se propagó por el mundo
desde su reservorio original en el delta del Ganges, en la India. Seis
pandemias en sucesión mataron a millones de personas en todos los continentes.
La actual pandemia (la séptima) comenzó en el sur de Asia en 1961 y llegó a
África en 1971 y a América en 1991. En la actualidad, el cólera es endémico en
muchos países.
Las cepas de Vibrio cholerae
Dos serogrupos de V. cholerae — el O1 y el O139— causan
brotes epidémicos. El O1 causa la mayor parte de los brotes, mientras que el
O139, que se identificó por vez primera en Bangladesh en 1992, está confinado
al Asia Sudoriental.
Las cepas de V. cholerae distintas de la O1 y la O139 pueden
causar diarrea leve, pero no dan origen a epidemias.
Hace poco se identificaron nuevas cepas variantes en varias
partes de Asia y África. Las observaciones indican que estas cepas causan un
cuadro de cólera más grave con tasas de letalidad más elevadas. Se recomienda
ejercer una vigilancia epidemiológica cuidadosa de las cepas circulantes.
Los principales reservorios de V. cholerae son los seres
humanos y las fuentes de agua salobre y los estuarios; a menudo hay una
relación con la multiplicación de algas. Estudios recientes indican que el
calentamiento del planeta crea un ambiente favorable para los bacilos.
Factores de riesgo y carga de morbilidad
La transmisión del cólera está estrechamente ligada a una
mala gestión ambiental. De manera característica, las zonas de riesgo son las
barriadas periurbanas, donde no hay infraestructura básica, así como los campos
para personas desplazadas o refugiadas, donde no se cumplen los requisitos
mínimos de agua limpia y saneamiento.
Las consecuencias de una crisis —como el trastorno de los
sistemas de abastecimiento de agua y saneamiento o la llegada de grupos humanos
a campamentos deficientes y superpoblados — pueden aumentar el riesgo de
transmisión del cólera si el bacilo ya está presente o es introducido. Nunca se
han producido epidemias a partir de los cadáveres.
El cólera sigue representando una amenaza mundial para la
salud pública y es un indicador clave de la falta de desarrollo social.
El número de casos de cólera notificados a la OMS sigue
siendo elevado. A lo largo de 2013 se notificaron en 47 países un total de 129 064
casos, de los que 2102 fueron mortales. La discrepancia entre esas cifras y la
carga estimada de morbilidad se explica por el hecho de que muchos casos no se
registran debido a las limitaciones de los sistemas de vigilancia y al temor a
sanciones sobre el comercio y los viajes.
Prevención y control
La clave para mitigar los brotes epidémicos de cólera,
controlar la enfermedad en zonas endémicas y reducir las defunciones consiste
en adoptar un criterio multidisciplinario basado en la prevención, la preparación
y la respuesta, aunado a un sistema de vigilancia eficaz.
Intervenciones en el agua y el saneamiento
La solución a largo plazo para la lucha contra el cólera (y
que beneficia también a todas las enfermedades que se propagan por vía
fecal-oral) se basa en el desarrollo económico y el acceso universal a agua
potable y a un saneamiento adecuado, fundamentales en la prevención tanto del
cólera epidémico como del endémico.
Entre las medidas para modificar las condiciones ambientales cabe citar las siguientes:
la instalación de sistemas de canalización de agua con
tratamiento de aguas (cloración);
intervenciones en el ámbito doméstico (filtrado del agua,
desinfección solar o química del agua, depósitos de agua seguros);
así como la construcción de letrinas y sistemas de
eliminación de aguas residuales.
La mayor parte de las intervenciones exigen inversiones
considerables a largo plazo y conllevan costos elevados de mantenimiento
difíciles de financiar y mantener para los países menos adelantados, que es
precisamente donde más se necesitan.
Tratamiento
El cólera es una enfermedad que se trata fácilmente. Hasta
el 80% de los casos puede tratarse satisfactoriamente mediante la pronta
administración de sales de rehidratación oral (el sobrecito estándar de SRO de
la OMS y el UNICEF). A los enfermos gravemente deshidratados hay que
administrarles líquidos intravenosos; también hay que darles antibióticos
apropiados para acortar la duración de la diarrea, reducir el volumen de
líquidos de hidratación necesarios y abreviar el tiempo en que se excreta V.
cholerae. No se recomienda la administración masiva de antibióticos porque no
surte efecto sobre la propagación del cólera y contribuye a producir
resistencia bacteriana.
Con el fin de brindar un acceso oportuno al tratamiento, en
las poblaciones afectadas se deben establecer centros de tratamiento del
cólera. Si se da un tratamiento apropiado, la tasa de letalidad debe ser
inferior a un 1%.
Vigilancia
Con arreglo al Reglamento Sanitario Internacional, ya no es
obligatorio notificar todos los casos de cólera. Sin embargo, los eventos de
salud pública en los que interviene esa enfermedad siempre deben evaluarse en
relación con los criterios establecidos en el Reglamento para determinar la
necesidad de notificación oficial.
Deben reforzarse las capacidades locales para mejorar el
diagnóstico, y recoger, compilar y analizar los datos, con objeto de determinar
las poblaciones vulnerables que viven en zonas de alto riesgo a fin de que se
beneficien de actividades de control completas. La vigilancia del cólera
debería formar parte de un sistema integrado de vigilancia epidemiológica que
incluya la recogida de datos en el ámbito local y su difusión en el ámbito
mundial.
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